Las razones de la indignación del Movimiento 15-M han encontrado un amplio apoyo entre los ciudadanos, que expresan en la encuesta de Metroscopia una opinión muy crítica con los partidos tradicionales. Es casi unánime (90%) la demanda de que los partidos deben introducir cambios en su forma de funcionar para prestar más atención a lo que piensa la gente. La mitad de los electores (51%) afirma que los partidos representan solo sus propios intereses y únicamente el 19% cree que representan realmente los intereses de la mayoría de los ciudadanos. A eso se suma que el 64% asegura que no se siente identificado ideológicamente con algún partido y que el 70% no siente representados sus intereses por ninguna formación.
La comprensión hacia el 15-M —el 66% declara que siente más bien simpatía hacia ese movimiento— se explica porque una inmensa mayoría (81%) considera que los “indignados” tienen razón, mientras que solo el 9% dice que carecen de argumentos. El 84% añade que el movimiento trata de problemas que afectan directamente a los ciudadanos.
La desafección ciudadana con las formaciones políticas tradicionales, especialmente con el PSOE y el PP, sirve como base para justificar esa protesta espontánea, si bien las consecuencias electorales para uno y otro partido han sido bien distintas.
En primer lugar, ya es significativa la diferencia que detecta la encuesta entre la comprensión de los votantes del PSOE y los del PP hacia el Movimiento 15-M. Los populares sienten simpatía (46%) hacia los indignados , pero en menor medida que los socialistas (78%).
La extrapolación de ese dato permite aventurar que el movimiento ha tenido más respaldo en la izquierda, que posibles electores del PSOE se han sumado a ella y que el 15-M puede haber perjudicado los resultados de los socialistas. No solo porque ha desdibujado su campaña electoral si no también porque ha servido para movilizar a sus electores pero en sentido contrario al deseado por el PSOE. Los votantes del PP han acudido a las urnas para mostrar su descontento, y los de la izquierda o se han quedado en casa o se han movilizado en la calle para dejar patente su malestar. No lo han hecho para apoyar al PSOE.
No obstante, un 58% de los encuestados opina que el 15-M no tiene una tendencia política concreta. La inmensa mayoría cree que se trata de un aviso sobre problemas reales de nuestra sociedad, y la mayoría cree que el movimiento no terminará convertido en un partido, ni se radicalizará, pero dentro de poco tampoco nadie se acordará de él.
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