sábado, 11 de junio de 2011

Casi mejor que se queden acampados.

Casi mejor que se queden acampados

“Este no es el camino, cortar calles, entrar en televisiones, ir a supermercados y coger sin pagar, u obstaculizar un acto en democracia.” -Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad de Murcia-
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Ya verán como al final, tras tanto insistir en que los indignados levantasen las acampadas, vamos a tener que pedirles que mejor no se vayan, que se queden una temporadita en el campamento, que no tengan prisa, que en verano da gusto dormir en la calle y a los comerciantes ya los compensaremos.
Visto lo que hacen cada vez que salen del campamento, lo mismo manifestarse ante el Congreso que plantarse ante las Cortes valencianas, la CEOE o el Ministerio de Trabajo, o recibir con ruido a las nuevas corporaciones municipales como planean hacer hoy, casi mejor que se queden bajo las lonas, entretenidos en sus interminables asambleas y disfrutando del inigualable “efecto campamento”.
No sabemos hasta dónde llegarán las protestas del 15-M, pero por ahora siguen invalidando pronósticos. Se dijo que tras las elecciones se apagarían, y ahí están. Se confiaba en que el paso del tiempo, el cansancio, las tormentas, la lentitud del funcionamiento asambleario y los “problemas de convivencia” -que los medios han magnificado a placer- acabarían con el movimiento, y nada.
No sólo no desfallece, sino que sigue creciendo, incorporando nuevas asambleas en barrios y pueblos, cada vez más numerosas y activas. También fuera de España, donde se suman nuevas plazas. Y por supuesto en las redes sociales, donde la temperatura sigue alta. No sólo crece en número y presencia: también en actividad, con un intenso calendario de acciones para las próximas semanas.
Eso sí, la clase política sigue como quien oye llover, mientras acumula desprestigio en las encuestas. Por ahora los grandes partidos se limitan a mostrar su comprensión, con paternalismo. Pero ni caso a las reivindicaciones, hasta tal punto que las cuatro propuestas de regeneración democrática que el 15-M consensuó, y que a muchos nos parecían más bien moderadas, suenan tan revolucionarias como las ‘Tesis de abril’ de Lenin a la vista de la escasa disposición de la clase dirigente a tocar una coma del sistema. Pues nada, que sigan oyendo llover, que acabarán empapados.

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