domingo, 8 de enero de 2012

¿España es azul? (Herencias de 2011 para un joven 2012. I.)

Iniciamos con esta entrada un repaso a algunas de las herencias que deja 2011 en este 2012, que acaba de comenzar. Y una de ellas está marcada por haber sido el que se ha ido año electoral.

Tras las pasadas elecciones generales del 20 de noviembre todos los medios de comunicación nos presentaron un mapa de España casi monocolor, teñido de azul en la gran mayoría de sus circunscripciones (ver la primera figura), mostrándonos un país de uniforme (como si fuese un aula de colegio privado). Sin embargo la  realidad de la sociedad española es mucho más compleja. Y puede verse con claridad aunque nos remitamos en exclusiva a los datos de la convocatoria electoral (a esa ‘gran encuesta’,  a decir de algunos analistas), que quedan reflejados en la segunda imagen.



¿España es azul? ¿O es de colores?
A raíz de estas elecciones, y gracias a la legislación que las rige, el Partido Popular ha obtenido la mayoría absoluta en las cortes (no en la sociedad) para cuatro años. Es, en la práctica, el 100% del poder que estaba en juego. Pero lo ha recibido con el respaldo de poco más de un 30% de las y los ciudadanos con derecho a voto.

Se da la paradoja de que este partido, impulsor de una política de recortes sociales y del sector público (ver algunas medidas recientes), ha llegado al gobierno subiendo tan sólo unos 500.000 votos en relación a las anteriores elecciones, mientras el hasta entonces gobernante, Partido Socialista Obrero Español, ha perdido el respaldo de 4.000.000 de personas por realizar ese tipo de políticas, alejarse de su discurso y plegarse a los designios de los mercados.

Tampoco podemos olvidar que las pasadas elecciones generales han dado lugar a uno de los parlamentos más plurales de la democracia iniciada tras el fin de la dictadura militar de Francisco Franco. Y ello a pesar de la actual Ley electoral, que distorsiona los resultados del voto de los ciudadanos y  perjudica a las minorías. Esta norma, que ha sido ampliamente cuestionada en los últimos meses, a raíz del surgimiento del movimiento 15-M, es otro de los asuntos políticos pendientes heredados para 2012 (y quién sabe para cuántos años más).

[Un paréntesis: Esa pluralidad multicolor que reflejan las opciones electorales de la ciudadanía vistas en detalle (en el gráfico) tiene más coherencia que un mapa monocromo, con las actitudes recogidas por distintas encuestas en torno a la situación económica y política actual, marcada por las imposiciones o la dictadura de los mercados. El 79% de los españoles opina que “los indignados tienen razón” y el 63% considera que ese movimiento de protesta debe continuar, según una encuesta que publicaba el diario El País.]


Democracia y ficciones (un análisis).
En el libro Otra sociedad. ¿Otra política?”, uno de los muchos ensayos nacidos junto al calor del 15-M, Joan Subirats, catedrático en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, y colaborador de diarios como Público o El País, recoge, citando al historiador francés Pierre Rosanvallon, “dos creencias o ficciones” en que se sustenta la democracia actual.

La primera de ellas es pensar que “el disponer de la mayoría por parte de la opción más votada implica automáticamente que esa opción expresa la voluntad general”. Revisando el diagrama de las opciones electorales de las y los españoles el pasado 20-N parece evidente que es "ficción": el 30% del electorado que apoyó al PP no deja de ser una minoría más –como lo era el que respaldó al PSOE en la legislatura anterior-.

La segunda ficción “o equívoco” que cita es creer que la ‘mayoría’ obtenida el día concreto de las elecciones y “la legitimidad conseguida ese día se traslada automáticamente a todo el tiempo en que va a durar el mandato”, que estará sin embargo condicionado, entre otras circunstancias, por “la rapidez con que se modifican las situaciones políticas, sociales y económicas en un mundo cada vez más interdependiente”. Y la celeridad con que el nuevo gobierno español (al igual que hizo el de CiU en Cataluña), tan solo unas semanas después de asumirlo, ha aplicado medidas que no estaban en el programa para el que pidió el apoyo en las elecciones, introduce otro elemento en el debate sobre la durabilidad de esa legitimidad .

Revisar la democracia, hacer visible la pluralidad de la sociedad con mecanismos que la muestren en su verdadera dimensión, dar voz, sí, pero también capacidad de decidir a la ciudadanía en la vida política más allá de introducir una papeleta cada cuatro años, respetar y reconocer a las minorías e integrarlas en el proceso de toma de decisiones,… son algunas de las peticiones y propuestas que están sometidas a debate.


Debajo del azul del mapa hay más colores… Pintar con esa paleta (y con nuevos tonos que vayamos haciendo a base de mezclas, mestizajes y nuevas experiencias) un paisaje lleno de vida, justicia y armonía es el reto del futuro. Y enemigos no le faltan.

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