miércoles, 11 de abril de 2012

Ante los recortes: ¿Es insostenible la sanidad pública?


'La sanidad pública está en peligro'
El recorte de 10.000 millones en sanidad y educación que ha anunciado el Gobierno esta semana ha hecho saltar todas las alarmas. En ambos sectores esta medida se une a los "ajustes" ya realizados por comunidades autónomas y otros organismos.

Hace unas semanas los carteles que anunciaron la charla sobre la sanidad que organizó la asamblea del 15M de Huesca con Indignados del Salud ya lo anunciaban: 'La sanidad pública está en peligro'. Recogemos en esta entrada parte del contenido de esa sesión que analiza la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. Es básicamente la intervención en ese acto de Demetrio Calvo, de la Plataforma contra la Privatización de la Sanidad en Aragón.


Cartel de la charla del 1 de marzo

Recordamos que el día 15 de abril es una jornada de movilización contra la privatización de la sanidad, que nos da la oportunidad de mostrar nuestro rechazo a estas medidas.


[Con firma] ¿ Es insostenible la sanidad pública?


Antes de entrar en el tema específico de la sanidad es necesario analizar en que contexto se produce la dinámica de recortes y privatización que se nos anuncian. Se nos dice insistentemente que tenemos un fuerte déficit presupuestario y que por ello son necesarios los recortes, sobre en gasto social. Veamos la verdad o no de esta afirmación ampliando el campo de análisis: como es fácil comprender el déficit se puede generar por exceso de gasto, por defecto de recaudación o por ambas cosas.

Para justificar los recortes se repite insistentemente que “vivimos por encima de nuestras posibilidades”. Si nos ceñimos al gasto social, es ilustrativo compararnos con los países de un nivel de desarrollo similar al nuestro, los países de la antigua Unión Europea de los 15 (UE-15) o si se quiere los países que conforman la Zona Euro ya que las diferencias no son importantes entre uno u otro bloque. Pues bien, según los últimos datos disponibles de la oficina estadística de la EU, Eurostat, nuestra renta per capita es el 95% de la media de estos países (Aragón esta en el 100%). La media que estos países dedican a gasto social es al 27% de la riqueza que generan (PIB). Por el contrario en España solo se dedica a este fin el 20% de la riqueza generada, esto quiere decir que pare vivir con arreglo a nuestras posibilidades, según estándares europeos, deberíamos ampliar este gasto social, incluido el sanitario, en más de un 25%. Dicho de otra manera: es falso que vivamos por encima de nuestras posibilidades, una vez más nos mienten, porque la realidad es que esque en gasto social estamos viviendo por debajo de nuestras posibilidades.
Entonces, si nuestro gasto social es bajo y aún así tenemos déficit ¿Dónde está el problema? Es evidente que en el otro término de la ecuación: en la recaudación fiscal. España es un Estado donde hay una baja presión fiscal y en donde los ricos pagan pocos impuestos y hay altos grados de fraude y evasión fiscal (hasta el Sr. Aznar reconoció, en una entrevista, que los ricos no pagan impuestos). En esto si estamos a la cabeza de Europa. En resumen, no tendríamos que estar hablado continuamente de recortes sino de la cuestión fiscal, una vez más nos hacen “jugar” en el campo inadecuado y con el árbitro comprado.... Esto nos lleva a otra importante conclusión: si un gobierno se enfrenta al dilema de subir impuestos a los más pudientes y cortar el fraude fiscal o por el contrario a limitar gravemente el estado del bienestar de sus ciudadanos, la decisión que tome no es una decisión fundamentalmente económica (neutra, dicen), sino que es una decisión política, que determinara como va a ser el reparto de la riqueza del país. Un gobierno decididamente de izquierdas no dudaría en hacer una verdadera reforma fiscal progresista y en luchar contra el fraude y la elusión, un gobierno de derechas, por el contrario, tratara, por todos los medios, de reducir el gasto social al mínimo. [Nota: Se puede ver un análisis más amplio del gasto social, en relación a la política fiscal, en este artículo del profesor de economía de la Universidad de Zaragoza Pedro García Castrillo]

En realidad esta situación supone la institucionalización de una gran estafa, se quita a las rentas medias y bajas para dársela a la clase más pudiente: se quitó el impuesto del patrimonio y para compensar se congelaron las pensiones. Es este el contexto en el que se proponen las medidas de recorte-privatización del sistema sanitario público. Por otra parte, no podríamos comprender esta situación, si no tenemos en cuenta que el campo de la sanidad tiene grandes expectativas de negocio para todas aquellas empresas privadas que se mueven en este sector y que quieren ampliar sus beneficios haciendo de la sanidad un negocio: un negocio con nuestra salud, en detrimento de la sanidad publica que escapa, en gran medida, a su control.

Pero entremos en detalles... Se nos dice hasta el aburrimiento que el sistema sanitario público no es sostenible. Como ya he tratado de demostrar más arriba el concepto de sostenibilidad no es un concepto económico sino político, que depende de los criterios de reparto de la riqueza y de bienestar social que el gobierno de turno aplique. No obstante juguemos en su campo, y también aquí las cifras son esclarecedoras pera demostrar la falsedad de sus argumentos: según los últimos datos de Eurostat lo que el Estado Español dedica a sanidad publica es solo el 6,3 % de la riqueza que generamos (¿es esto una barbaridad como tratan de hacernos creer?), cuando los países de nuestro entorno dedican el 7,5 %, es decir, para ponernos a la altura que se correspondería con nuestro nivel de desarrollo, se tendría que incrementar nuestro presupuesto sanitario en un 20, lo que solucionaría la mayor parte de sus problemas financieros.

Pero no todo se soluciona con más presupuesto también hay que racionalizar el sistema, limitar ineficiencias y eliminar zonas oscuras, que todos sabemos que las tiene y las sufrimos. En este sentido nos proponen ahorrar. Todos sabemos en qué se traduce esto: en pérdidas de calidad asistencial, Nosotros les proponemos ahorros que ellos no contemplan y que no irían en detrimento de la calidad del sistema como:

- limitar el gasto farmacéutico con un control de precios y un aumento de los medicamentos genéricos (algo se ha hecho pero queda mucho aún sobre todo en el consumo hospitalario que no deja de crecer).

- Mutuas Patronales, en España casi no hay enfermedades profesionales, no es que no haya es que no se contabilizan y la mayoría de ellas son tratadas por la sanidad publica con el costo adicional que esto supone (algunos estudios lo valoran en más de un 10% de su prepuesto). Es necesario un mayor control, aunque lo deseable seria su inclusión dentro de la sanidad pública en detrimento de las Mutuas.
- Potenciación de la Atención Primaria (AP), dándole mayor capacidad resolutiva, mejorando su funcionamiento e incrementando su presupuesto, que en este momento esta en el 13% del gasto sanitario cuando la Organización Mundial de la Salud (OMC) recomienda el 25%. Este impulso a la AP permitiría una importante mejora asistencial, disminuyendo las derivaciones y las listas de espera, una mejor valoración de los ciudadanos del sistema sanitario público y un importante ahorro para nuestro Sistema Nacional de Salud en su conjunto.

Pero plantear estas dinámicas de ahorro implica enfrentarse con poderosos sectores económicos y apostar por reforzar el carácter público del sistema sanitario y mucho nos tememos que no hay ni convicción ni voluntad política para llevarlo a cabo.


Manifestación en Zaragoza. 15 de abril, 12 horas

Pretenden imponer la llamada Colaboración público privada (CPP), una forma eficaz de privatizar el sistema de manera progresiva. La CPP es un cajón de sastre en la que cabe todo desde las externalizaciones y derivaciones, hasta dar la construcción y gestión de hospitales a grandes conglomerados económicos, privados por supuesto, de manera que al final resulte ruinoso para el sistema sanitario publico y muy beneficioso para estas empresas privadas. De las experiencias que esta practica ha deparado se podría hablar mucho, algunas escandalosas, diremos simplemente que la muy conservadora OMS desaconseja la CPP ya que encarecen la asistencia sanitaria y disminuye su calidad asistencial.

Hay que señalar que esta dinámica, bien montada, puede seducir a corto plazo a amplias capas de la población, para las que no es fácil descubrir las trampas que su aplicación lleva implícita. En este sentido el papel de concienciación y de denuncia ha de ser lo importante.

Finalmente llegamos al famoso copago, repago o impuesto a la enfermedad. Mucho se puede decir de esta escandalosa práctica, aquí simplemente diremos que ataca a las capas mas vulnerables de la sociedad: enfermos crónicos, ancianos, personas con pocos medios económicos, etc., que no soluciona el problema de financiación del sistema ya que, entre otras cosas disminuye sensiblemente la eficacia de la medicina preventiva y propicia la aparición a medio plazo de enfermedades mas graves. Y una cuestión importante: pretender implantar el copago en un país con amplios niveles de paro, con un empobrecimiento progresivo de la población y un incremento importante de las desigualdades sociales es una vuelta de tuerca más contra las clases populares y roza lo inhumano. Destacamos que ninguna de las razones que dan para su implantación es cierta, como es fácil de demostrar. En realidad supone una manera más de avanzar hacia la privatización del sistema, sobre todo si al copago unimos la pretensión de subvencionar los seguros privados, como pretende CIU en Cataluña.

Hemos demostrado que hay alternativas a los recortes si lo que se quiere es mejorar y preservar el carácter público de nuestro sistema sanitario. Nos sobran las razones, pero los fundamentalistas del recorte no atienden a razones, lo suyo son los intereses y no los nuestros precisamente. Defendamos lo que es uno de nuestros derechos más fundamentales: el derecho a un sistema sanitario publico, universal, gratuito y de calidad. Tomando conciencia de la situación, organizándonos y mostrando masivamente nuestro rechazo a sus medidas, solo así lograremos pararlos y hacerles retroceder. Y no olvidar que la experiencia demuestra que los sistemas públicos de salud son los más justos, eficaces y eficientes, los más democráticos, los más baratos para los ciudadanos y los estados... Nos los quieren quitar para hacer negocio.

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