miércoles, 22 de agosto de 2012

Más democracia frente al poder de los mercados (Acabar con la opacidad del sistema financiero y los paraísos fiscales. V)



¿Cuál es la posible opción alternativa?, es la pregunta a la que busca respuesta esta quinta entrada de la serie "Acabar con la opacidad del sistema financiero y de los paraísos fiscales", que reúne en distintos capítulos el texto base de la conferencia ofrecida por Pedro Arrojo, profesor de economía y Premio Goldmann de Medio Ambiente, en la Universidad de la plaza, del 15M de Huesca. ¿Más democracia es la alternativa?



Recordamos que, como en todos los artículos [Con Firma] la pretensión es fomentar el debate a través de las aportaciones que hace su autor, dentro de este espacio plural que es el 15M. La serie continuará en este mismo blog en los póximos días.



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[Con Firma] Acabar con la opacidad del sistema financiero y los paraísos fiscales. ¡Piensa global y actúa local y globalmente! (5ª parte)
Por Pedro Arrojo Agudo, profesor del Dpto. de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza

El autor recuerda que éste es un texto en elaboración y por tanto agradecerá todo tipo de aportaciones que se pueden dirigir al correo arrojo[arroba]unizar.es


6 - El reto de construir una gobernanza global, democrática y sostenible

Si nos preguntamos ¿cuál es la posible opción alternativa?, no se me ocurre otra directriz que la de hacer de la necesidad virtud y aprovechar la crisis para dar un salto adelante en la construcción europea, desarrollando estrategias de gobernanza democrática que refuercen la cohesión social y política del continente. Es cierto que hablar del principio de cohesión resulta hoy, en tiempos de crisis, casi utópico. Desde luego, resulta más fácil ser “generosos”, sobre la base de un “egoísmo inteligente”, cuando soplan vientos de bonanza que en tiempos de crisis. Pero no es menos cierto que los grandes proyectos se curten en tiempos duros frente a las dificultades. Si se pretende que las “alegrías” del pasado, inducidas por el sistema financiero, se confundan con el “Estado del Bienestar” y los derechos sociales básicos de la población, conquistados a lo largo de décadas, el fracaso de la UE está cantado. Pero si la UE fracasa, los grandes bancos europeos, que hoy pretenden cobrar hasta el último céntimo de sus préstamos a los Estados en peligro de quiebra, y las grandes firmas europeas, lideradas por la “locomotora alemana”, se verán más que probablemente lanzados al abismo de una nueva Gran Depresión. Sería más razonable cambiar la estrategia antes de que sea demasiado tarde y recuperar la prioridad de la Gobernanza Democrática, por encima de las tasas de interés abusivas que marcan “los mercados”.


Es importante reseñar, que más allá de alumbrar nuevas visiones alternativas a la lógica neoliberal imperante, existen opciones bien distintas dentro de lo que se podría considerar el espacio de la ortodoxia económica. Destaca entre ellas la del Premio Nobel de Economía del 2001 Joseph Eugene Stiglitz que viene desde hace tiempo propugnando enfoques keynesianos para afrontar la crisis, en rotunda oposición al enfoque que el poder financiero global ha impuesto, tanto en la UE como en EEUU (en este caso con ciertas resistencias y contradicciones por parte de Obama). Tal y como afirma Stiglitz,

“… una reestructuración ordenada de la deuda es posible. No es el fin del mundo. Sería grave para los accionistas y los inversores en deuda soberana. Perderían dinero, pero no lo perderían todo. Se trata de poner a los contribuyentes, a los trabajadores , a los propietarios hipotecados…, por encima de los banqueros…”.

Lo que Stiglitz viene a plantear es que, aún sin romper la lógica capitalista, existen opciones que, eso sí, exigirían enfrentarse a los intereses financieros de corte especulativo y sacrificar expectativas de esos inversores que hoy por hoy se ven blindadas por los principios del “libre mercado” desde las instituciones económico-financieras mundiales y europeas.


Desgraciadamente no se vislumbra entre las principales formaciones políticas europeas ni tan siquiera un foco de rebeldía frente al poder de la banca que asuma con convicción el liderazgo de visiones alternativas al sistema, o cuando menos de opciones como la de Stiglitz. La socialdemocracia, que debería defender, por encima de todo, las esencias del “Estado del Bienestar” , tan vinculado a su identidad política durante décadas, ha rendido identidades y principios en nombre del pragmatismo político-económico.


Tan sólo esos movimientos de indignación juvenil y popular, como el nacido bajo el lema “Democracia real ya”, parecen atreverse a defender lo elemental frente a la codicia de ese poder financiero que se esconde tras los llamados “mercados”. De momento, su fuerza de oposición a las llamadas “reformas” hace plausible el bloqueo de la estrategia oficial impuesta por el sistema financiero, presentada como la única opción viable. Más difícil, no obstante, resulta prever como este movimiento podrá vertebrar el poder político necesario para desarrollar esos principios de democracia real y de solidaridad que, curiosamente, suscitan la adhesión incluso de mayorías sociales en países como España. En todo caso, cabe esperar tiempos convulsos en los que las instituciones democráticas, y los partidos políticos que vertebran el juego parlamentario, tendrán que sufrir profundos cambios para dar a luz aproximaciones sucesivas a esa necesaria gobernanza global basada en la democracia participativa.


Pero el reto no es sólo formal, sino que exige un empoderamiento real de la gente frente a los poderes económico-financieros y frente a las élites políticas tradicionales. Una gobernanza global que integre una nueva visión de la prosperidad, democratizable y sostenible, en este mundo limitado y frágil.
Democracia en red y libertades ciudadanas es uno de los ejes del "Plan de Rescate Ciudadano" que se está trabajando en el 15M

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