El 15M de Huesca apuesta por una sociedad plural, donde no se impongan visiones religiosas o morales a quienes no las comparten, y donde las mujeres puedan dirigir su vida según sus convicciones, “con libertad y sin tutelajes”. También reclama que las instituciones pongan los medios para garantizar esos derechos, e invita a participar en esta y otras iniciativas sociales para exigir “que no se retroceda décadas en los derechos de las mujeres”.
Actualización: Más de 150 personas acudieron a la convocatoria urgente -realizada el mismo viernes 20 de diciembre por el #15M altoaragonés- para acompañar la acción de protesta por el derecho a decidir de las mujeres en el aborto y la maternidad y contra el informe aprobado por el gobierno preparatorio para la nueva ley (no es ni siquiera un anteproyecto, a pesar de lo anunciado por Gallardón).
Lxs asistentes hicieron un amplio círculo en torno a una larga tela roja, que simbolizaba la sangre, la muerte y el sufrimiento que puede provocar la nueva ley, sobre la que yacían varias mujeres. La lectura del manifiesto adjunto, de los textos de la performance contra el aborto realizada por mujeres del 15M y proyectos sociales de Huesca, diversos lemas e intervenciones cerraron esta primera convocatoria, que tendrá continuidad. (Quien quiera trabajar sobre este tema puede escribir a los correo del 15M o acudir la asamblea del 8 de enero, u otras- ver agenda del blog).
Por el derecho a decidir de las mujeres.
Más de cien mil mujeres abortaron el año pasado en nuestro país por un embarazo no deseado, frente a esta realidad el gobierno del PP prepara un cambio de la ya limitada ley actual para, en palabras del Ministro de Justicia, proteger el derecho de las mujeres por excelencia, la maternidad; lo que en su lenguaje significa negar el derecho al aborto.
En el marco de la crisis, y aliado al fundamentalismo económico y religioso, nos dibuja un nuevo/viejo modelo de ser mujer, un proyecto normativo de vida para las mujeres en total conflicto con su autonomía y libertad.
El derecho de las mujeres a decidir se basa en un principio ético y político: el reconocimiento de las mujeres como sujetos, con capacidad moral para emitir nuestros propios juicios y tomar decisiones sobre los dilemas que se pueden presentar en la vida, entre los que la maternidad es uno de ellos particularmente relevante. Entronca con el derecho a la autonomía de las mujeres como seres sexuales, y a la maternidad como una opción, con el derecho a la intimidad, a su seguridad e integridad. Justo lo contrario de la conceptualización y consideración de las mujeres como seres sin agencia, necesitadas de permanente tutelaje en sus decisiones, que mantienen quienes niegan el aborto.
Y es precisamente este respeto a la decisión de la mujer lo que hace del aborto un derecho y no una imposición; no obliga a nadie. La maternidad o no maternidad no tienen la misma significación en todo momento para todas las mujeres. Las decisiones sobre las opciones reproductivas pueden ser muy diferentes y todas ellas igualmente legítimas. Por eso frente a la criminalización y culpabilización que se pretende de las mujeres que abortan, contraponemos el derecho a abortar con dignidad.
El derecho a decidir significa que el Estado tiene una obligación: la de garantizar, mediante los recursos y servicios necesarios, la universalidad de ese derecho; es decir, que cualquier mujer que decide abortar pueda realizarlo. Por tanto en las políticas públicas no pueden tener cabida visiones que tratan de imponer creencias morales particulares o de determinadas confesiones religiosas al conjunto de la población. Creemos en una sociedad plural donde se respeten y convivan distintas miradas y convicciones. El derecho de las mujeres a decidir no es un principio abstracto o algo a aplicar a medias, sino lo que fundamenta la aplicación de los derechos sexuales y reproductivos.
Reivindicamos el derecho y el poder de las mujeres a decidir sobre su propia vida, su cuerpo y su sexualidad, en el seno de la familia o fuera de ella, así como en otras formas comunitarias alternativas o en las parejas heterosexuales más equitativas, porque el principio de igualdad no es homogeneizar los cuerpos, sino que recoge la diferencias de necesidades de los mismos, y esta es una de ellas.
Un derecho no puede ser un delito.
Más información:
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