viernes, 25 de marzo de 2016

#VoluntariasPireo Infancia en el campo de personas refugiadas de El Pireo. #WellcomeRefugees

#WellcomeRefugees
 
Ya hemos hablado de las condiciones de vida de las personas refugiadas de El Pireo. Queremos hablar hoy de las condiciones cotidianas de los niños y adolescentes del campo. 
 
 


En El Pireo hay muchos niños correteando de aquí para allá y muchos adolescentes vagabundeando entre las tiendas, los almacenes y la carpa de una ONG. En un primer momento, este escenario pasa desapercibido ante el impacto de las carencias básicas. Sin embargo, pronto salta a la conciencia el por qué. Las niñas y niños del campo de El Pireo no tienen acceso a la educación. Su día pasa entre las horas y los adultos, entre la lluvia y el reparto de té o galletas o los sempiternos espaguetis. Cómo es posible que miles de niños y adolescentes no puedan ir a la escuela en la Europa de 2016? 

La vulneración de los derechos de la infancia es especialmente dolorosa porque es a menudo visibilizada. En el Pireo las únicas opciones educativas de estos niños y niñas es una carpa de la ONG Remar que ofrece papel y colores y alguna actividad lúdica puntual ofrecida por voluntarias del Comité de Apoyo del puerto. Nada más. Hoy hemos compartido el día con ellos. Hemos pasado horas dibujando y coloreando con medios precarios. Ha llovido y el asfalto se encharcaba entre las sillas de los más pequeños. Mientras la lluvia caía fuera y dibujábamos, nos contaban sus viajes: "safartu min Suria bil bahar!", "viajé desde Siria por mar!" o "came from Afghanistan...walking! In Afghanistan, war", " vine desde Afganistán caminando. En Afganistán, hay guerra". 
 
 
 
Después ha llegado el té y las galletas y nos seguían contando: "nahnu nurid an nadhab ila Almania", " queremos ir a Alemania", "I want to go to school", " quiero ir a la escuela". Muchas madres han venido luego a buscarles con una sonrisa y una mirada triste. De nuevo a la cola, esta vez de la cena y después a la tienda a dormir y a intentar abrigarse. En días de lluvia como hoy resulta imposible librarles de la humedad y de los catarros. Es muy duro ser niño en Pireo y sin embargo, no pierden la sonrisa ni el lápiz ni por un momento. De nuevo, desde abajo, desde la infancia, estos niños nos han mostrado la dignidad de su resiliencia.  Una dignidad que jamás podrán alcanzar ni en su mínima expresión los gobiernos, malditos, que están violando diariamente los derechos básicos de estos niños y niñas. 

Aman la vida. Denunciemos todo esto y hagámonos, las ciudadanas, dignas de este amor.
 

 

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